
Un himno para la historia, III Juegos Centroamericanos Guatemala 1986
Autor: Alfonso Angulo
Un himno para la historia, Tercera Edición de Juegos Centroamericanos Guatemala 1986, fue escrito por Alfonso Angulo, es un canto de identidad, esperanza y unidad que se convirtió en el símbolo musical de los Juegos de la Paz celebrados en Guatemala en enero de 1986.
Este himno, profundamente enraizado en los valores de paz y hermandad, evoca a través de sus versos los elementos esenciales de la existencia: el aire, el agua, la tierra y la vida. Cada uno de ellos es presentado como un bien común, un derecho irrenunciable de los pueblos centroamericanos y una herencia compartida que debe ser protegida y celebrada.
El coro, repetido con fuerza y convicción, destaca el mensaje central de la obra: “Somos nada más nosotros mismos, somos lo que queremos ser, somos la paz de Centroamérica, un grito que empieza a amanecer.” Estas líneas resumen el espíritu de aquellos Juegos: la autodeterminación de los pueblos y el anhelo de un futuro marcado por la paz y la solidaridad. El Himno de los Juegos no solo enaltece el esfuerzo deportivo, sino que también proyecta un mensaje político y social de unión en medio de la adversidad regional.
Desde el punto de vista musical, el himno fue acompañado por arreglos solemnes y emotivos, con una base instrumental que combinó el tono marcial propio de las ceremonias deportivas con elementos melódicos que evocaban un sentimiento de esperanza. Durante el acto inaugural de los Juegos de la Paz, el himno fue interpretado por coros nacionales y acompañado de una puesta en escena que incluyó la presencia de atletas, niños portando banderas guatemaltecas y representaciones de los elementos naturales que menciona la letra.
Su impacto fue profundo: el público presente en el Estadio Nacional Mateo Flores escuchó con emoción un himno que, más allá de ser una pieza protocolaria, se convirtió en un verdadero canto colectivo de resistencia y esperanza. La interpretación marcó el inicio de un evento histórico, dejando en todos los asistentes el eco de un mensaje claro: el deporte puede ser un puente hacia la paz y la hermandad entre los pueblos.
A lo largo de los años, el Himno de los Juegos ha quedado en la memoria como un legado cultural de aquellos Juegos de la Paz, recordando que, aun en tiempos de conflicto, el espíritu humano puede alzarse por encima de las divisiones a través del deporte y la música.
Himno de los terceros Juegos Centroamericanos:
Himno de los Juegos de la Paz (1986)Alfonso Angulo,
Autor
Aire
es nuestro el aire
y nadie podrá jamás
negarnos, nuestro derecho
a vivir en libertad.
Agua
es nuestra agua
que riega nuestro señor
haciendo que nuestro grano
se convierta en un buen pan.
CORO:
Somos nada más nosotros mismos
somos lo que queremos ser
somos la paz de Centroamérica
un grito que empieza a amanecer.
Somos nada más que nosotros mismos
somos lo que queremos ser
somos la paz de Centroamérica
un grito que empieza a amanecer.
Tierra
nuestras es la tierra
que vive con nuestro afán
la lucha de cada día
cuando el sol vuelve a brillar.
Vida
nuestra es la vida
herencia de bienestar
gozarán en libertad.
Somos nada más nosotros mismos
somos lo que queremos ser
somos la paz de Centroamérica
un grito que empieza a amanecer.
Somos nada más que nosotros mismos
somos lo que queremos ser
somos la paz de Centroamérica
un grito que empieza a amanecer.