
IV Juegos Centroamericanos Tegucigalpa 1990
IV Juegos Centroamericanos Tegucigalpa 1990. Si estuviste en Tegucigalpa entre el 5 y el 14 de enero de 1990, seguramente recordarás que viviste algo más que unas competencias deportivas. Fuiste testigo del renacer oficial del espíritu deportivo regional con la celebración de los IV Juegos Deportivos Centroamericanos, tras más de una década de pausa. Honduras se convirtió en la sede del reencuentro, y tú lo sentiste en el aire: entusiasmo, unidad y futuro.
La ceremonia de inauguración: una fiesta de esperanza
Todo comenzó en el Estadio Nacional Tiburcio Carías Andino, donde tú habrías presenciado un desfile vibrante de delegaciones, himnos, luces y emoción. La ceremonia fue encabezada por el presidente de Honduras, José Azcona del Hoyo, acompañado por autoridades deportivas regionales y nacionales. También estuvieron presentes representantes de la Organización Deportiva Centroamericana (ORDECA) y los Comités Olímpicos Nacionales.
Las banderas ondeaban al viento, y tú seguramente habrías sentido orgullo al ver a los atletas portar los estandartes de sus países, tras años de inestabilidad que habían impedido una edición oficial desde 1977.
El Himno oficial: una melodía de integración
Durante la inauguración y los actos oficiales, se interpretó el Himno de los Juegos Deportivos Centroamericanos, que simbolizaba la unión y el espíritu fraternal entre pueblos hermanos. Su letra exaltaba la paz, la juventud y el esfuerzo compartido, envolviéndote en una atmósfera de solemnidad y esperanza.
Participación y deportes
A los juegos asistieron más de 1,700 atletas de los siete países de la región: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, siendo esta la primera edición en que participaba Panamá como miembro de pleno derecho.
Tú habrías vibrado con cada competencia, pues los atletas disputaron medallas en 22 disciplinas deportivas, entre ellas:
• Atletismo, Natación, Boxeo, Baloncesto, Ciclismo, Fútbol, Judo, Karate, Lucha, Levantamiento de pesas, Tenis, Voleibol, Taekwondo, Gimnasia, Esgrima, entre otras.
Medallero final – Tegucigalpa 1990
Tú habrías seguido con entusiasmo el avance del medallero. Guatemala volvió a liderar la tabla general, pero los demás países mostraron un gran nivel competitivo:
País | Oro | Plata | Bronce | Total |
Guatemala | 82 | 98 | 82 | 262 |
Costa Rica | 66 | 47 | 44 | 157 |
Nicaragua | 59 | 39 | 49 | 147 |
El Salvador | 49 | 29 | 49 | 217 |
Honduras | 20 | 44 | 68 | 132 |
Panama | 1 | 0 | 2 | 3 |
Belice | 0 | 3 | 2 | 4 |
TOTAL | 277 | 260 | 295 | 832 |
Guatemala obtuvo un total de 262 medallas, reafirmando su hegemonía regional.
Clausura: una promesa cumplida
La ceremonia de clausura fue igual de emotiva. Tú habrías sentido la satisfacción de un evento exitoso y el orgullo de una región que volvió a confiar en el poder del deporte. La llama de los Juegos fue apagada simbólicamente, pero en ti quedó encendida la certeza de que Centroamérica había retomado el camino de la integración.
Los discursos finales destacaron el compromiso de Honduras como sede y la importancia de mantener la continuidad de los juegos. Se hizo entrega simbólica de la bandera a la próxima sede, con el mensaje claro de que Centroamérica sigue adelante, unida por el deporte.
Tú formas parte del legado
Si estuviste allí, sabes que no fue solo una competencia. Fue un mensaje claro de que después del conflicto, puede llegar la cooperación; después del silencio, puede volver el himno del esfuerzo colectivo. Hoy, ese legado sigue vivo, y tú eres testigo de ello.
Línea de tiempo visual – IV Juegos Centroamericanos (Tegucigalpa 1990)
Aquí tienes una descripción ideal para una infografía en formato línea de tiempo. (La imagen te la entregaré en un momento.)
Línea de tiempo:
1. 5 de enero de 1990
Inauguración oficial en el Estadio Nacional Tiburcio Carías Andino
• Asistencia del presidente José Azcona
• Desfile de delegaciones
• Ceremonia simbólica de encendido del fuego deportivo
2. Del 6 al 13 de enero de 1990
Competencias en 22 disciplinas deportivas
• Más de 1,700 atletas
• Participación por primera vez de Panamá
• Guatemala lidera el medallero
3. 14 de enero de 1990
Clausura de los Juegos
• Discursos de autoridades
• Entrega simbólica de la bandera
• Agradecimiento a Honduras como país anfitrión
Himno de los IV Juegos Centroamericanos Tegucigalpa 1990
Ya la luz de la antorcha dorada
ilumina los pueblos de istmo
que compiten en juegos diversos
en procurar del verde laurel
II
IV juegos centroamericanos
que a seis pueblos sin duda unirán
cual fue el sueño y la lucha valiente
gallardo General Morazán
CORO
Compitamos con fe y con honor
nuestra mente y cuerpo entreguemos
con fervor, con valor, pundonor
a nuestra patria la lucha ofrezcamos
y los triunfos con amor dediquemos
a nuestra linda América Central.
Reseña del Himno de los IV Juegos Deportivos Centroamericanos
El Himno de los IV Juegos Deportivos Centroamericanos es una composición vibrante y solemne que acompañó la celebración de estos juegos realizados en un contexto de renovación del espíritu deportivo y de integración regional. Su letra refleja los ideales más altos del movimiento centroamericano: la unidad, la paz y el esfuerzo conjunto por el bien común.
El himno inicia con una imagen poderosa: “Ya la luz de la antorcha dorada ilumina los pueblos del istmo”, evocando el símbolo universal del deporte como luz que guía e inspira a las naciones. Esa antorcha representa la esperanza compartida y el comienzo de un encuentro que trasciende las competencias: un acto de fraternidad entre pueblos hermanos.
La segunda estrofa hace referencia a los seis pueblos que, siguiendo el sueño y la lucha del gallardo General Morazán, se unen a través del deporte. La mención de Morazán, prócer de la unión centroamericana, refuerza el carácter integrador y el legado histórico que los juegos buscan honrar: la aspiración de una Centroamérica unida y solidaria.
El coro es un llamado directo a los atletas y a los pueblos: competir con fe y honor, entregar mente y cuerpo con valor y pundonor, y dedicar los triunfos no solo al éxito personal, sino al amor por la patria y por “nuestra linda América Central”. Este fragmento resalta los valores de sacrificio, entrega y amor a la región como motivación profunda para cada esfuerzo realizado en el marco de los juegos.
Durante el acto inaugural de los IV Juegos, el himno fue interpretado con solemnidad por el coro centroamericano, mientras ondeaban las banderas de las naciones participantes. La combinación de música, voz y el solemne izado de los pabellones crearon un ambiente de emoción y orgullo, reforzando el mensaje de unidad y propósito compartido.
En síntesis, este himno no solo acompañó una ceremonia deportiva; se convirtió en un canto de identidad regional, un recordatorio del poder del deporte para unir a Centroamérica bajo un mismo ideal: el de la paz, el esfuerzo conjunto y la hermandad de sus pueblos.




