La Autonomía del Deporte en Guatemala: Una Conquista Histórica

La Autonomía del Deporte en Guatemala:

Una Conquista Histórica que cumple 40 años

La Autonomía del Deporte en Guatemala nace con motivo de instalarse una Asamblea Nacional Constituyente, se da vida legal el 31 de mayo de 1985 a una nueva Constitución Política de la República de Guatemala.  En el proceso un grupo de dirigentes deportivos encuentran propicia la oportunidad de incluir al deporte en el texto constitucional, así como blindar de una vez por todas la autonomía constitucional.  De esa forma redactan una propuesta de normativa.  En los que se establece:

A. Es deber del Estado al fomento y promoción de la educación física y el deporte, que implica por primera vez en la historia nacional el reconocimiento del deporte a nivel estatal.

B. Una asignación presupuestaria para el deporte y la educación física.

C. El reconocimiento del deporte no federado.

D. El reconocimiento y garantía de la autonomía del deporte federado.

E. La institucionalización del deporte de Estado, mediante la unificación intercoordinada de los tres estamentos institucionales del deporte: escolar, federado,  no federado.

    Finalmente, el artículo quedó redactado tal como aparece en el tecto constitucional: Artículo 91, que indica:

    “Es deber del Estado el fomento y la promoción de la Educación Física y el Deporte. Para el efecto, se destina una asignación privativa no menor del 3% del Presupuesto General de Ingresos Ordinarios del Estado.”

    A esta disposición se suma el Artículo 92, que garantiza la autonomía del deporte federado a través de sus organismos rectores: la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) y el Comité Olímpico Guatemalteco (COG). Estas instituciones cuentan con personalidad jurídica, patrimonio propio y están exentas de toda clase de impuestos y arbitrios.

    El Origen de una Lucha

    La autonomía deportiva no surgió de la nada. Fue el resultado de un largo proceso que se remonta a 1945, impulsado por personas apasionadas y comprometidas con el deporte nacional. Entre los protagonistas de esta lucha se destacan Francisco Montes, Humberto Jiménez, Juan Isidro Fernández, León Mizrahí, Rómulo Juárez, Mario Marroquín Barrios, Mario Guarte, entre otros.

    Dos nombres merecen una mención especial: Jorge Micheo y Manuel María Ávila Ayala. Micheo, maestro de educación física y técnico deportivo, fue testigo directo de las precarias condiciones en las que se desenvolvían los atletas. Desde sus tiempos como director técnico del equipo de fútbol del Hospicio (hoy Club Comunicaciones), Micheo soñaba con mejorar la calidad de vida de los deportistas. Sin embargo, en tiempos del gobierno dictatorial de Jorge Ubico, sus gestiones fueron en vano.

    Fue con el gobierno de Juan José Arévalo cuando Micheo vio una oportunidad real. Su antiguo compañero, Manuel María Ávila Ayala, ocupaba el cargo de Secretario del Ministerio de Educación. En una conversación clave, Micheo le expuso su visión:

    “El gobierno es injusto porque no sirve ni atiende al deporte, más bien se sirve de él. Los patojos juegan, pelan, disputan honores y hasta se matan por defender los colores de Guatemala y ni siquiera tienen un seguro para sus brazos o canillas quebradas…”

    Estas palabras resonaron en Ávila Ayala, quien decidió involucrarse de lleno.

    Nace la Autonomía

    En agosto de 1945, Ávila y Micheo comenzaron a delinear un plan estratégico junto con otros dirigentes y atletas. Celebraron reuniones en diversos espacios: la Academia La Perseverancia, la escuela Dolores Bedoya, casas particulares y otros puntos de encuentro. Redactaron actas, comunicados y el 7 de septiembre, en el edificio de la Lotería Nacional (10a avenida y 9a calle, zona 1), se llevó a cabo una reunión histórica.

    En ese evento, Mario Marroquín Barrios, inspector deportivo del Ministerio de Educación, leyó el acta que formalizaba la demanda de autonomía del deporte federado. Aunque el Ministro de Educación, el intelectual Manuel Galich, no pudo asistir por estar de viaje oficial, delegó la representación oficial en Ávila Ayala.

    Fue entonces cuando Manuel María Ávila Ayala pronunció uno de los discursos más significativos para el deporte guatemalteco:

    “Señores deportistas, permítanme evocar aquellas hermosas palabras de nuestra independencia y decirles: Siendo públicos y notorios los anhelos del deporte organizado de ser libre de la tutela del Estado, en nombre de Guatemala, declaro de hoy en adelante… ¡libre al deporte nacional!”

    Una Decisión Valiente

    El impacto fue inmediato. La prensa y la radio difundieron el acontecimiento y los nombres de quienes integrarían las nuevas autoridades de la CDAG y el Comité Olímpico Nacional. No todo fue celebración.

    El presidente Arévalo, sorprendido por la noticia, llamó a Ávila Ayala para pedir explicaciones. Sabiendo que había actuado sin autorización directa, Ávila se mostró dispuesto a aceptar las consecuencias. Tras escuchar su relato, Arévalo le respondió:

    “Usted, Ávila, ha actuado con pantalones. Y eso es lo que se necesita en nuestro país y nuestro gobierno. Lo felicito.

    Vuelva al trabajo y encárguese de que el Congreso emita el decreto respectivo para que esto sea legal.”

    Legado

    Desde entonces, el deporte en Guatemala ha sido libre, autónomo y respaldado por la ley. La gesta de 1945 no solo marcó un antes y un después, sino que también honró el esfuerzo de una generación de soñadores que creyeron en la dignidad del atleta y el valor del deporte como motor de transformación social.

    Este año 2025, conmemoramos los 40 años de aniversario de la Autonomía del Deporte citada en 1985.